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Consultora en temas de Inteligencia Económica y Estrategia.

sábado, 23 de julio de 2011

Dando y Dando…Pajarito volando

A pesar del gran esfuerzo de nuestros padres por transmitirnos el valor de dar sin esperar recibir algo a cambio, o de poner la otra mejilla, era común escuchar entre nuestros amiguitos y compañeros la frase:  Dando y dando, pajarito volando.  Y así fuimos creciendo.  Entramos a la universidad y la frase  "No existen almuerzos gratis" se hizo común para muchos.  Y así nos fuimos formando.  Tomando esto en consideración, quizás la nueva reforma fiscal no debería sorprendernos.  En especial, la propuesta de un impuesto a los activos financieros de las instituciones bancarias.

La Historia Reciente:

A partir de la desaceleración económica que se produjo a finales del 2008, y que en parte trajo consigo la firma del acuerdo con el FMI, las autoridades se formularon una estrategia clara: llevar a cabo políticas que incentivaran el crecimiento, asegurando, entre otras cosas, mantener la simpatía popular hasta pasadas las elecciones congresuales.  Para lograrlo, tenía que apresar un pajarito y su "aliado" principal sería el Sector Financiero.  De hecho, durante el período 2007 – 2010 solamente 3 sectores incrementaron su participación en el  valor agregado real de la economía:  Otros Cultivos agrícolas (0.1%), Telecomunicaciones (3.6%) e Intermediación Financiera (0.6%).  Tomando en cuenta posibles vicios en la medición de las telecomunicaciones, el sector financiero fue el gran "ganador".

Los indicadores financieros del sector cuentan la misma historia.  Entre 2007 y 2010 las ganancias del sector financiero pasaron de 0.7% a 0.81% del PIB.   El fuerte incremento de las tasas de interés que se inició en Abril del 2008 (la tasa activa promedio aumentó casi 800 puntos en menos de 6 meses), provocó un deterioro en la cartera bancaria y en la capacidad de endeudamiento de los individuos.  Esto puso mucha presión sobre la capacidad de la banca de producir ganancias.  El Gobierno y el Banco Central incrementaron el monto y la tasa de sus emisiones de valores, lo que permitió a la banca colocar sus excedentes obteniendo muy buen retorno (superiores al 12%).  De hecho, a finales del 2008, los intereses por inversiones y comisiones por inversiones eran el 10.2% del total de los ingresos financieros de estas instituciones.  Este porcentaje se incrementó a 19.2% en 2010.  A esto se suman algunas medidas monetarias que permitieron al sector financiero reducir la tasa de préstamos, como fue la liberalización de encaje legal.  Esta medida permitía obtener fondos adicionales a "cero" costo para otorgamiento de préstamos.   La "alianza" parecía atractiva.  Tan atractiva, que incentivó aún más la inversión extranjera en este sector.


Se acabó lo que se daba...

Aún estaba buenísima la fiesta, cuando el ambiente externo apretó y llegó la hora de ajustarse los cinturones.  Al parecer no era un blindaje lo que teníamos, sino que los vidrios estaban tintados.  Entonces llegó nuestro AMET particular (FMI) a exigir que le quitáramos el tintado o "se quedaba con el carro".   Es interesante y confuso escuchar la justificación de la Reforma.  Mientras hemos escuchado en el pasado con insistencia que nuestros niveles de deuda son adecuados y hasta bajos,  por otro lado no es posible permitir un mayor déficit de las finanzas públicas y con ello un ligero incremento de la deuda.  Lo cierto es que el ajuste era necesario y, al parecer, hacerlo todo vía el gasto no era posible.

Pero esto no sería un problema, el gobierno lo sabía.  Había venido engordando su vaquita para cuando viniera la sequía.  Las utilidades de las Instituciones Financieras se habían incrementado en un 61% en los últimos 3 años y sus activos financieros en más de 47%.  Dando y Dando....si no es ahora, cuando?
Un impuesto como el planteado inicialmente ciertamente habría provocado incrementos en las tasas de interés no deseados, ni para la banca (por el deterioro de la cartera) ni para el gobierno y mucho menos para los consumidores.  Al parecer se ha llegado a un acuerdo, del que había tantas versiones a la hora de escribir este artículo que era difícil predecir su impacto.  Lo cierto es que la historia reciente nos ha demostrado que, más temprano que tarde, la cuenta de la fiesta la terminaremos pagando nosotros los consumidores.

Artículo Publicado en el Diario Digital ACENTO

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