Sin lugar a
dudas el año 2011 no ha sido un año fácil.
En esta semana el Banco Central publicó los resultados preliminares de
la economía durante el primer semestre del año.
Los datos allí mostrados son una excelente oportunidad para analizar
nuestras opciones de cara al futuro cercano y para poner la “economía al
alcance de todos”.
Sin querer
parecer que no queremos asumir la responsabilidad de nuestros resultados, el
ambiente externo nos hizo una mala jugada.
El incremento en los precios del petróleo, unido a la desaceleración
económica mundial, provocó presiones sobre la demanda de divisas, que no se pudo
compensar con una mayor generación o flujo de divisas. Así durante el primer semestre la economía
perdió más US$700 millones. Esto generó
presiones sobre el tipo de cambio, a lo que las autoridades respondieron con
incrementos en las tasas de interés, para hacer nuestra moneda más atractiva
que el dólar y disminuir con ello dichas presiones.
Obviamente esta
política tuvo sus consecuencias. Durante
el primer semestre nuestra economía mostró una disminución significativa del
crecimiento económico. Mientras en el
primer semestre del 2010 la economía creció un 7.5%, en el mismo período del
presente año esta tasa fue solamente de 4%.
Lo anterior es un reflejo, principalmente, de las políticas ejecutadas en los primeros 6
meses del año. Además del incremento en
las tasas de interés, en dicho período se incrementó el salario mínimo en un
17%, y los precios de la energía y los
combustibles sufrieron fuertes aumentos.
Una consecuencia
natural fue el incremento en el desempleo.
Para el año 2010 la tasa de desempleo fue de 14.2%. En la medición realizada por el Banco Central
en el mes de Abril de 2011 el desempleo se incrementó a 14.6%. Sin embargo, luego de dicha medición fue
realizado el ajuste al salario mínimo y los mayores incrementos en las tasas de
interés. Esto nos indica que para
finales del mes de junio la tasa de desempleo podría estar más cercana al 15% y
con mayores niveles de informalidad.
Este panorama
afectó las finanzas públicas y conllevó la ejecución de una reforma
fiscal. De hecho, los ingresos fiscales
recaudados durante el primer semestre del
año fueron aproximadamente un 5% inferior a lo estimado, mientras que
los gastos totales del gobierno fueron similares a lo presupuestado. Esto provocó un déficit fiscal de casi RD$21
mil millones. De este déficit, RD$16.6
mil millones corresponden al primer trimestre.
En ese primer trimestre la mitad del déficit fue financiado con atraso
con suplidores. Este atraso, unido a la
desaceleración económica genera a su vez dificultades por parte de los agentes
para cumplir con sus compromisos fiscales...el círculo continúa.
Claramente un ambiente
como éste llama a la reflexión profunda.
Hemos visto que en otras economías y en la nuestra en el pasado reciente, se han utilizado las políticas fiscal y
monetaria expansivas para contrarrestar una situación similar. Sin embargo, hasta hace pocos días las opciones parecían pocas. Por un lado, debido al
acuerdo con el FMI, la autoridad fiscal no tenía mucho margen para seguir
incrementando gastos (mediante mayor endeudamiento externo claro). El Banco Central en su afán por defender el
tipo de cambio, no tiene suficientes grados de libertad para flexibilizar la política monetaria, por
ejemplo mediante la no renovación de certificados. Los agentes con el exceso de liquidez
buscarían alternativas de inversión, y el dólar es claramente una de
ellas.
Cuando escribí originalmente este artículo, me pregunté,,,, Quién será
nuestro Chapulín colorado? Y me respondía que quizás sería el
mismo de siempre: el sector
financiero. Los efectos de la “pastilla
de chiquitolina” (incremento de tasas y reforma fiscal) pronto pasarán, tras la
flexibilización de algunas normas bancarias y la liberación de encaje anunciada
por el Gobernador en días pasados. Y así
seguiríamos, apostando a una mejora de la situación externa en el corto plazo,
que justifica nuestras soluciones a medias y que de vez en cuando provoca ese
“Chanfle.…y quién podrá defendernos?”. Pero el Gobierno me respondió: No contaban con mi astucia... y de manera "increible" han logrado que el FMI les de un margen para incrementar el gasto y con ello el déficit fiscal. Otro parcho, para no ajustarnos.
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